La persona ha estado expuesta a un acontecimiento traumático no habitual, como los efectos de una guerra, las agresiones sexuales, los accidentes, las catástrofes, ser víctima de un delito... Estos hechos pueden causar unas repercusiones psicológicas muy negativas en la estabilidad emocional de las personas afectadas, especialmente en el caso de las víctimas de violación y de maltrato. Suele provocar una respuesta intensa de miedo, horror o indefensión. Hay tres aspectos importantes característicos. En primer lugar, las víctimas suelen revivir intensamente la agresión sufrida o la experiencia vivida en forma de pesadillas, de imágenes y recuerdos constantes e involuntarios. En segundo lugar, tienden a evitar o escaparse de los lugares o situaciones asociados al hecho traumático e incluso rechazan pensar voluntariamente y hablar sobre el tema. Y en tercer lugar, las víctimas muestran una respuesta de sobresalto exagerado, que se manifiesta en dificultades de concentración, irritabilidad y, especialmente, en problemas para conciliar el sueño.
La persona ha experimentado un "atracón emocional" y no puede "digerir" adecuadamente lo que ha vivido. Nuestro equipo realiza una combinación de varias técnicas para facilitarle ese desbloqueo emocional y procesar esa información. Utilizamos entrenamiento en control de la ansiedad, así como terapia de exposición a la situación temida con imaginación y por último la desensibilización por medio del movimiento ocular y el reprocesamiento (EMDR). Estas técnicas se explican más detalladamente cuando la persona acude a la consulta y es evaluada por nuestros profesionales.
Uno de los aspectos que puede provocar este tipo de trastorno es el duelo, ya sea por la muerte de un ser querido o como un sentimientos de ruptura y pérdida personal.
Duelo. Pérdida personal
El duelo es el proceso emocional que atraviesa una persona tras sufrir la muerte de un ser querido o experimenta una pérdida personal importante en su vida como la ruptura con su pareja, pérdida de su empleo.... Es un proceso normal, dinámico y que requiere de un trabajo y elaboración personal de adaptación a la nueva situación. La duración del duelo puede ser de entre uno a tres años.
Podemos decir que hemos completado un duelo cuando somos capaces de recordar el suceso sin sentir dolor.
Las fases de un duelo son:
-Negación. Es la primera reacción, un mecanismo de defensa donde la persona intenta convencerse de que ha habido un error y que no puede estar ocurriendo.
-Negociación con la realidad. Es otro tipo de mecanismo de defensa donde aparecen algunas ideas de realizar pactos con la vida, con el dios de su religión...La mayoría de estos pactos son secretos, es una forma de conducta defensiva.
-Depresión. Una vez, que se toma conciencia de lo que ya está perdido, aparece inevitablemente la depresión. Depende de la forma de manifestarlo y de los apoyos externos. Esta fase durará más o menos, es donde más se quedan atascadas las personas. Muchos intentan evadir este sentimiento, pero es una etapa necesaria. Es cuestión de pasar el dolor, pero no quedarse con ese sufrimiento. Saber que es necesario seguir adelante y pasar a la siguiente etapa.
-Ira, agresividad. Es un intento de rebelarse contra la realidad, a la que ahora mira de frente. La clase de preguntas que se hace a sí misma, han cambiado, ahora están llenas de injusticia y de rabia. Es bueno expresar estos sentimientos para pasar a otra fase.
-Aceptación. A esta etapa se llega muy débil y cansado, por el esfuerzo a renunciar a una realidad. Lo más usual es que se prefiera estar solo y planificar su nueva vida.
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